28/2/22

Comunicado de nuestros compañeros de AVTONOM.ORG

 



Contra las anexiones y la agresión imperialista

El pasado 21 de febrero, se celebró una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad ruso. Como parte de este acto teatral, Putin obligó a sus servidores más cercanos a «pedirle» públicamente que reconociera la independencia de las llamadas «repúblicas populares» de la República Popular de Lugansk [RPL] y la República Popular de Donetsk [RPD] en el este de Ucrania.

Es bastante obvio que se trata de un paso hacia una mayor anexión de estos territorios por parte de

 Rusia, independientemente de cómo se formalice (o no) legalmente. De hecho, el Kremlin deja de

 considerar a la RPL y a la RPD como parte de Ucrania y las convierte finalmente en

 suprotectorado. «Primero el reconocimiento de la independencia, luego la anexión»: esta secuencia

ya se elaboró en 2014 en Crimea. Esto también se desprende de las estúpidas reservas de

Naryshkin en la reunión del Consejo de Seguridad: «Sí, apoyo la entrada de estos territorios en

la ederación Rusa»[1]. Dado que la reunión, como resultó, fue transmitida en cinta [en lugar de


en vivo], y estas «reservas» no fueron cortadas, sino que se dejaron dentro, la pista es clara.

En un «llamamiento al pueblo» esa misma noche, Putin pareció «estar de acuerdo» con estas peticiones y anunció el reconocimiento de la RPL y la RPD como estados independientes. De hecho, dijo lo siguiente: «Estamos tomando un pedazo del Donbass, y si Ucrania sacude el barco, que se culpe así mismo. No la consideramos un estado en absoluto, así que tomaremos aún más». Según el decreto de Putin, las tropas rusas ya están entrando en el territorio de la RPL y la RPD. Se trata de un claro gesto de amenaza hacia el resto de Ucrania y, especialmente, hacia las partes de las regiones de Lugansk y Donetsk que aún controla Ucrania. Se trata de una ocupación real (en el sentido de que, hasta ahora, Lugansk y Donetsk sólo estaban ocupadas por delegación).

No queremos defender a ningún Estado. Somos anarquistas y estamos en contra de cualquier frontera entre naciones. Pero estamos en contra de esta anexión, porque sólo establece nuevas fronteras, y la decisión al respecto la toma únicamente el líder autoritario Vladimir Putin. Es un acto de agresión imperialista por parte de Rusia. No nos hacemos ilusiones sobre el Estado ucraniano, pero tenemos claro que no es el principal agresor en esta historia: no se trata de un enfrentamiento entre dos males iguales. En primer lugar, se trata de un intento del gobierno autoritario ruso de resolver sus problemas internos mediante una «pequeña guerra victoriosa y la acumulación de tierras» (una referencia a Iván III).

Es bastante probable que el régimen del Kremlin escenifique algún tipo de espectáculo de «referéndum» sobre las tierras anexionadas. Tales espectáculos ya tuvieron lugar en la RPD y la RPL en 2014, pero ni siquiera Moscú reconoció sus resultados. Ahora, aparentemente, Putin ha decidido cambiar eso. Por supuesto, no se puede hablar de ninguna «votación libre y secreta» en estos territorios: están bajo el control de bandas militarizadas completamente dependientes de Moscú. Lxs que se oponen a estas bandas y a la integración con Rusia son asesinadxs u obligadxs a emigrar. Por lo tanto, cualquier «referéndum sobre el regreso de Donbass como un barco perdido a su puerto natal» será una mentira propagandística. Lxs residentes de Donbass podrán formular su decisión sólo cuando las tropas de todos los estados ‒y en primer lugar la Federación Rusa‒ abandonen estos territorios.

El reconocimiento y la anexión de la RPD y la RPL no traerá nada bueno a lxs habitantes de la propia Rusia.

En primer lugar, en cualquier caso, esto conducirá a la militarización de todas las esferas de la vida, a un aislamiento internacional aún mayor de Rusia, a sanciones y a una disminución del bienestar general. La restauración de las infraestructuras destruidas y la incorporación de las «repúblicas populares» al presupuesto del Estado tampoco serán gratuitas: ambas cosas costarán miles de millones de rublos que, de otro modo, podrían gastarse en educación y medicina. No lo duden: los yates de lxs oligarcas rusox no se harán más pequeños, pero todxs lxs demás empezarán a vivir peor.

En segundo lugar, el probable agravamiento del enfrentamiento armado con Ucrania significará más soldados y civiles muertxs y heridxs, más ciudades y pueblos destruidos, más sangre. Incluso si este conflicto no se convierte en una guerra mundial, las fantasías imperiales de Putin no valen ni una sola vida.

En tercer lugar, esto significará una mayor expansión del llamado «mundo ruso»: una loca combinación de oligarquía neoliberal, poder centralizado rígido y propaganda imperial patriarcal. Esta consecuencia no es tan evidente como la subida del precio de las salchichas y las sanciones a los teléfonos inteligentes, pero a largo plazo es aún más peligrosa.

Instamos a contrarrestar la agresión del Kremlin por los medios que se consideren oportunos. Contra la toma de territorios bajo cualquier pretexto, contra el envío del ejército ruso al Donbass, contra la militarización. Y, en definitiva, contra la guerra. Salid a la calle, difundid la palabra, hablad con la gente de vuestro entorno: ya sabéis lo que tenéis que hacer. No os quedéis calladxs. Pasad a la acción. Incluso un pequeño tornillo puede atascar los engranajes de una máquina de la muerte.

¡Contra todas las fronteras, contra todos los imperios, contra todas las guerras!

Acción autónoma, 2022-02-22



19/2/22

Ante la escalada militar, la tensión y el posible conflicto bélico en Ucrania

 Ucrania es un polvorín conflictivo desde hace ya muchísimos años. Un conflicto que está enquistado dentro de un marco histórico muy complejo que abarca desde la derrota rusa en la guerra de Crimea en el siglo XIX, la guerra de Ucrania del siglo XX que llevó a la creación de la República Socialista Soviética de Ucrania, la cesión por parte de Nikita Jrushchov de Crimea a Ucrania, hasta el proceso conocido como Euromaidán, la guerra del Dombás y la anexión rusa de Crimea.

Ni los acuerdos de Minsk II, creados para rebajar la tensión de la guerra del Dombás, ni la diplomacia europea han podido mitigar este largo conflicto en el que demasiados intereses geopolíticos, económicos, energéticos y étnicos están en juego. Intereses que enfrentan a las oligarquías prorrusas contra las nacionalistas proeuropeas y deja en medio a los trabajadores ucranianos, que tienen que aprender a vivir con una constante incertidumbre entre la guerra civil, la ocupación militar, la miseria que trae la guerra y qué oligarcas van a ser quienes se beneficien de su trabajo.

Una incertidumbre que tenemos que compartir los trabajadores de Europa y el mundo, dado que las potencias beligerantes poseen miles de ojivas nucleares, haciendo que esta tensión sea muy similar a las que ya se vivieron durante la Guerra Fría.

La actitud del gobierno español de mandar tropas a las diversas maniobras militares de la OTAN, así como organizar la cumbre en Madrid este 2022, responde a la escala militarista que estamos viendo crecer, donde se invierte cada vez más en militares y armamento, y donde la industria militar se ceba con la venta de armas y la participación española en conflictos internacionales.

Ante la escalada de tensión y el posible conflicto bélico, nos solidarizamos con los trabajadores ucranianos. Rechazamos las injerencias imperialistas de la OTAN y Rusia, la ocupación extranjera y el nacionalismo, y hacemos nuestras las palabras de Néstor Majnó:

«Un poder estatal “intruso” y un poder estatal “independiente” vienen a ser lo mismo, y los trabajadores no ganan nada con ninguno de ellos: deben orientar sus esfuerzos, se encuentren donde se encuentren, a destruir el aparato estatal y reemplazarlo por organismos obreros y campesinos de autogestión social y económica».

Ni guerra ni negocio de la muerte
Ni guerra entre pueblos ni paz entre clases

Federación Anarquista Ibérica