24/10/15

Hacia el poder popular.

 
 
Entendemos como “movimientos sociales”, término muchas veces usado como cajón de sastre con escaso significado, las organizaciones relativamente independientes de estructuras capitalistas como el Estado y sus entornos, así como de las empresas capitalistas, que realizan un papel de reivindicación y movilización generalmente desde la clase trabajadora y la izquierda. Desde 2011, tras la irrupción del movimiento 15M, estos movimientos comenzaron a vivir un crecimiento sin precedentes. Por un lado, cuantitativamente, a través de las mayores movilizaciones y asambleas barriales de los últimos tiempos; y por otro, cualitativamente, pues las metodologías participativas, inclusivas y horizontales aplicadas por los diferentes movimientos y organizaciones surgidas cuestionaron enérgicamente las anteriores formas de participación política.

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Se convirtió, así, la Política -con mayúsculas- en un auténtico experimento de asamblearismo, autogestión y autonomía de alcance realmente popular y masivo. Partidos y medios de comunicación se vieron obligados a replantearse sus métodos y discursos. A modo de ejemplo, gran parte de las luchas abiertas o recién abiertas -como la de la PAH- se vieron reforzadas en estos dos mismos niveles con más o menos resistencias internas.
El propio conglomerado político-económico del Estado, con sus voceros mediáticos al frente -prensa, radio, televisión-, se lanzó a la loca carrera por apuntalar el sistema surgido de la “Transición de los años 70”. Todo ello en medio de una crisis sistémica capitalista -económica-política-institucional y con la monarquía al frente-, que desde su comienzo en el 2008 estaba dejando sin recursos a todas las capas sociales medias y bajas, arrasando cualquier atisbo del por ellos mismos llamado “Estado de Bienestar”, en el que florecía la corrupción como setas en otoño.
La lucha en la calle comenzó, en torno a mediados de 2014, a perder fuerza dejando atrás tres huelgas generales, varios “Rodea el Congreso”, movilizaciones masivas en todas las ciudades (con los aniversarios del 15M), Mareas, Huelgas Sanitarias y Educativas, luchas vecinales muy sonadas como las de Gamonal y Can Vies o la paralización de la Ley del Aborto, culminando con las Marchas de la Dignidad en marzo de 2014.
Y así, la lucha, que había estado en constante crecimiento con un Partido Popular sordo a la ciudadanía, excepto en la promoción de una progresiva represión, dejó paso al miedo, al cansancio y a la sensación de haber alcanzado un “techo de cristal” infranqueable, desinflando la participación tanto en las convocatorias puntuales como en el trabajo constante de las asambleas, colectivos y redes o plataformas. Los movimientos sociales entonces comenzaron a verse estancados y cada vez más parecía que se continuaba por inercia en vez de por fuerza propia.
Es justo en este momento cuando se empieza a oír hablar de Podemos y de proyectos electoralistas por todas partes, especialmente en los medios de comunicación. Aparecen por fin los líderes, incorporados independientemente de su origen a la casta estatal y buscados desde el principio por los medios de comunicación de la oligarquía. Se acababa el incómodo no entender cómo cientos de miles de personas salían día tras día a la calle sin ser convocados por alguien famoso o por una organización estructurada con nombre y apellido. En buena parte, todo volvía a su cauce.
15-06-22 Trono de hierrolSin embargo, sabemos que las cosas cambiaron con el 15M, que estamos todos y todas más despiertas, más informadas, menos ignorantes de la injusticia de nuestra situación. Sabemos que la gente sigue trabajando en los barrios, en los pueblos. Que se cae y se levanta. Que entiende, a la vez que saborea el placer de ser más responsable de su propia vida, más consciente de que tenemos que gestionar nuestra vida en común, que las instituciones de la dictadura, ya sean políticas o económicas, siempre han sido venenosas para el movimiento.
Nosotras y nosotros consideramos que nuestra labor es la de seguir destinando recursos materiales, económicos y, sobre todo, personales a fortalecer las luchas sociales en las calles. Debemos seguir manteniendo o creando los colectivos, asambleas de barrio y redes a nivel local y global necesarios para seguir creciendo, trabajando juntas por ese mundo en el que queremos vivir, un mundo con una economía y una política, acompañadas siempre de la ética, que hagan que la vida merezca la pena. Y sin dependencias que nos condicionen. Nos nutrimos, para ello, de una caja de herramientas teóricas y prácticas en constante crecimiento, siempre probadas en la práctica, abiertas y dispuestas a reformularse con el único requisito del respeto a la autonomía, el trabajo colectivo y la horizontalidad.
Necesitamos estar juntas cuando alguien vaya a un banco a negarse a pagar una hipoteca, cuando una familia pretenda liberar una casa para habitarla, cuando un grupo de trabajadoras y trabajadores decidan ir a la huelga; debemos permanecer unidas cuando nuestra voluntad sea abandonar las aulas y luchar contra la subida de las tasas académicas o el Decreto 3+2; tenemos que estar juntas para tumbar la ley del aborto, para participar en las brigadas vecinales contra el acoso policial racista y xenófobo. Todas estas pequeñas acciones llevan consigo pequeños actos revolucionarios, cuyo éxito requiere que sigamos aprendiendo las unas de las otras y que actuemos juntos y juntas para aportar cada uno nuestra humilde experiencia y perspectiva política.
Queremos continuar apoyando procesos y proyectos de participación política que se generan en los barrios, ya sea en forma de Centros Sociales, Ateneos, Colectivos, Cooperativas o Asambleas, y ayudar a mantener los ánimos cuando caiga sobre alguien el peso de la ley o se corra el riesgo de perder la perspectiva transformadora. Pretendemos apoyar la difusión de todas estas iniciativas y fortalecer la comunicación con nuestros apoyos potenciales, construyendo y promoviendo también medios alternativos a los medios de masas. Y en todo esto es fundamental impulsar y celebrar las pequeñas y grandes victorias que se consiguen en la calle. Para seguir luchando, tenemos que seguir cuidándonos.
La mayoría de luchas sociales se encuentran ahora mermadas. Para nosotros y nosotras es necesario mantenerse ahí, a pie de calle, recuperar la ilusión y entre todas entender que hay que mantenerse organizadas y no jugar a una sola carta… de un juego que está trucado.

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Por todo ello, creemos que necesitamos dotarnos de herramientas y prácticas concretas en las diferentes luchas. Tenemos que saber actualizar fórmulas y métodos, como la autogestión de un centro de trabajo, de una cooperativa de viviendas en derecho de uso o de un centro de salud. Y es imprescindible para ello preparar un programa de acción legible, entendible, realizable, pero sobre todo, aplicable, para que mañana, por ejemplo, en la Marea Blanca sea viable, en colaboración con el vecindario, poner en marcha un centro de salud que haya sido cerrado por los recortes. Hay que seguir avanzando, crear contrapoder. Además, para plantearnos una estrategia de ofensiva, debemos crear nexos de unión y coordinación entre los diferentes sectores en lucha para construir movimientos populares amplios.
El camino está trazado y en ciertas luchas sociales se ha podido comenzar a andar, también participando junto a otros actores políticos, como en el caso de las Obras Sociales de la PAH. La participación en esta lucha del movimiento por la okupación ha generado una convergencia y una transmisión de conocimientos que han permitido que cientos de personas opten por la acción directa.
Queremos continuar construyendo y consolidando esas redes, esas bases, que desde la autonomía llevan años fortaleciendo la sociedad, haciendo fuerte ese pueblo que esperemos que algún día, de forma generalizada, empiece a exigir, a construir, a tomar en lugar de esperar.
A esto quiere contribuir Apoyo Mutuo, a organizarnos en un poder popular crítico, propositivo y que sirva de referente, que ponga sobre la mesa propuestas transformadoras y construya ejemplos que sirvan para fortalecer unas bases de solidaridad que sigan construyendo otro mundo aquí y ahora.

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