8/5/13

El Anticristo. De Nietzsche.

"Si se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el «más allá» —en la nada—, se
le quita a la vida en general el centro de gravedad."



Nietzsche identifica en el cristianismo todo el mal social, por cuya causa el mundo sufre, y el mal moral, que oprime al hombre.

Califica a los cristianos como “el animal enfermo del hombre”, ya que han idealizado su propia existencia en un ser desconocido, han basado sus ideales en una doctrina no basada en la realidad, y condena al cristianismo como factor de decadencia del hombre.
Se idealiza a un “superhombre”, el hombre ha creado una especie de “superhombre” juntando todas las cualidades buenas y separando las malas y le ha dado forma para creer en ese ser creado, darle la fuerza para basar nuestra vida y creencias en él y en l momento de fallarle sentirnos como un pecadores ( para conseguir la máxima fortaleza espiritual ), como si fuera malo cuando, en realidad, el hombre no lo es y no ha hecho nada.
Existen valores decadentes para el crecimiento del hombre como tal, como es la compasión, la moral, el “tu debes”; todo esto nos lleva a una forma de vida marcada, delimitada; nos prohíbe formas de actuar, de pensar y esto solo lleva al hombre a la decadencia, no permite que pensemos, que crezcamos y nos desarrollemos mentalmente. Siempre marcados por la sombra de nuestras “creencias”.
La existencia de sacerdotes dentro de las religiones es la representación mortal de ese ser superior, ya que este es un ente imaginario al que confiamos nuestra “fe”, el sacerdote castiga y adquiere la personalidad de ese Dios, nosotros obedecemos y confiamos. Pero no existe diferencia entre él y nosotros, ambos somos seres de carne y hueso, con capacidad mental y mismas habilidades; pero supuestamente él tiene contacto con aquél ser superior
Virtudes establecidas por una religión: debes hacer, no debes hacer, debes ser, no debes ser; las virtudes deben ser algo personal, algo desarrollado por nosotros mismos en relación nuestra forma de vida, no un imperativo categórico a seguir que nos lleva de la sociedad donde vivimos.
La moral y la religión, en especial la cristiana, no tienen contacto con la realidad, ya que en ellas todo es imaginario (Dios, alma, pecado, espíritu, interpretaciones de sentimientos...)
El cristianismo es una religión que busca que actuemos para bien, basándonos en principios irreales, no objetivos. Se le inculcan al hombre conceptos que nadie conoce realmente y que cada quien interpreta de diferente manera; es una religión basada en lo imaginario, nadie consta que existe un dios, que el humano tenga alma, que al actuar fuera de lo estipulado por alguien se esté cometiendo un pecado. Como anteriormente mencioné, ¿Dónde está marcada la línea que separa lo bueno de lo malo?, ¿Hasta dónde debo llegar? Mejor dicho la pregunta debería ser ¿Hasta dónde me permitirá mi contexto llegar?
Un pueblo que cree en sí mismo necesita de un Dios para proyectar en él el placer del hombre, el sentimiento de poder, a quien hacer sacrificios... Así, entendemos la religión como un modo de dar gracias a sí mismo, de dar gracias a Dios. Por lo general la gente más humilde, la de menos educación, los pueblos más pobres suelen ser los más creyentes. Precisamente ellos, los más débiles, son los que depositan toda su fe y muchas veces todo lo que tienen en la religión, los más desprotegidos confían en que alguien los resguarda finalmente; aunque ese alguien no les proporcione techo y comida, pero les brinda fuerza para sobrellevar su situación. Tristemente así es en nuestro país. Puedo no tener para pagar mis deudas, pero estoy en la iglesia pidiéndole a Dios que me ayude...
Hay un Dios, un ser elevado con poder superior al humano que cuida y protege a su pueblo porque no quiere verlos sufrir. Hablo de un Dios de amor, un Dios de bien, pero para el caso de la gente creyente ¿Qué pasa cuándo tienen un accidente, cuándo muere alguien, cuando les roban, etc? Se le atribuye muchas veces a Dios el que pasen estas cosas, “ya nos tocaba”, “cuando te toca, te toca”, “por algo pasan las cosas”. Entonces ¿Por qué si es un Dios de amor, éste permite que ellos sufran? Necesariamente tiene que ser un Dios de bien y de mal. Donde la voluntad de poder cae, hay decadencia y Dios se convierte en el Dios de los débiles, aunque ellos se llaman “los buenos”. Es la decadencia de Dios.
El débil y el que sufre en la realidad tiene fundamentos para cobijarse en una religión llena de conceptos irreales, no comprobables, pero a él le harán sentir protegido.
“Lo que es benéfico para el cuerpo ahora es una tentación.” Por qué si el hombre es una animal de instintos tiene que ocultarlos, mucha gente sufre de neurosis y demás enfermedades a causa de represiones, el desear no es un pecado, pero la religión se ha encargado de hacerlo ver como algo promiscuo.
La tentación te lleva al pecado, ¿el sentirte bien contigo mismo, el satisfacer algún deseo es pecar?
La religión maneja mentes, cambia ideas y malea creencias porque tiene el poder de castigar a quien caiga en un pecado.
En base a todo esto Nietzche afirma que es tonto quien se crea eso de “la salvación del alma” por ser más o menos creyente, por haberse comportado mejor o peor...
Uno de los principales agentes en contra de la religión es la ciencia que con sus avances y descubrimientos día a día reta a las creencias religiosas, específicamente al cristianismo que se pone a temblar en cuanto la ciencia desmiente hechos religiosos basándose en experimentos científicos comprobables. La religión se basa en fe, en creer, en ganarse la simpatía de la gente y lograr que la gente crea ciegamente en ella es una lucha porque la ciencia no le quite a la gente esa fe que la gente a puesto en la religión.
El creyente no se pertenece a sí mismo, sino que es un hombre dependiente. La religión le establece que es lo correcto, cómo debe actuar, le marca las pautas a seguir en su vida. Hace de él un hombre débil esperanzado en que una fuerza superior a él siempre estará ahí detrás de él para cobijarlo en cuanto lo necesite. Esta es, la única forma que hay para que el hombre débil siga existiendo.
Nietzche en “el anticristo” hace una muy fuerte critica a la religión, en especial al cristianismo, ya que desde que se creó ha sido un organismo represor del crecimiento del hombre, limitando sus capacidades y aptitudes le ha puesto una venda en los ojos.
El análisis de las Escrituras considera en fin toda una serie de episodios y frases de la biblia que evidenciarían la voluntad de las castas sacerdotales judías de mantener alejado al hombre del saber, alimentando falsedades y supersticiones, como medio más efectivo para conservar el poder.
Libro completo aquí:

1 comentario:

  1. "Por muy importante y positiva que en principio sea, la libertad es una realidad o situación simplemente óntica, no un valor moral o espiritual en sí. Para llegar a serlo necesita identificarse con un código ético y obrar de acuerdo con él, como nos enseña la pedagogía de Kant o el «Émile ou de l’éducation» de Rousseau, versiones modernas de la paideia griega. Si, por el contrario, la opción elegida es la afirmación absoluta del egoísmo o de la voluntad de poder —como en Nietzsche—, la libertad pierde su valor potencial para convertirse en un contravalor y en fuente de destrucción y discordia, como ocurre en la tan cacareada «sociedad permisiva» del capitalismo avanzado.

    La libertad no es ni podrá ser nunca ilimitada ni estar exenta de condicionamientos y barreras tanto de orden objetivo como subjetivo. La famosa diferencia cualitativa e histórica que Marx establecía entre el reino de la libertad y de la necesidad no pasa de ser un producto ideológico en contradicción abierta con la naturaleza y la existencia humana en su conjunto. Lo mismo reza para la tesis hegeliana de que la historia universal «es el progreso de la conciencia de libertad» (Lecciones sobre la filosofía de la historia). Es posible que «el hombre está condenado a ser libre», como afirmaba Jean-Paul Sartre desde su radical subjetivismo en su obra «L’existencialisme est un humanisme», pero esta tesis quedaría muy incompleta si no se añadiera que, a la inversa, está condenado siempre, por motivos tanto morales como comunitarios, a restringir su libertad." (HELENO SAÑA)

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