20/1/21
En el pequeño pueblo gaditano de Casas Viejas (actualmente conocido como Benalup-Casas Viejas) sucedió en el invierno de 1933 uno de los episodios más sangrientos y crueles de la Segunda República española antes de la Guerra Civil. Este artículo histórico pretende acercar aquellos hechos para poner en valor la memoria colectiva del pueblo en lucha contra el capitalismo en la historia contemporánea.
Los sucesos que tuvieron lugar entre el 10 y el 12 de enero de 1933 han pasado a la historia como la Masacre de Casas Viejas, que conmocionó por la crudeza de la represión contra los jornaleros gaditanos a toda la sociedad española, y abrió una enorme crisis política en el gobierno de Manuel Azaña, que perdió numerosos apoyos políticos y que conduciría meses después a la caída del gobierno republicano-socialista.
Contexto histórico: Segunda República española
El 14 de abril de 1931 se había iniciado la Segunda República española, un régimen político único en Europa junto con la República alemana de Weimar, que ponían en práctica las recetas de la social-democracia en el periodo posterior a la Primera Guerra Mundial. El gobierno republicano puso en marcha unas medidas que trataban de instaurar un proyecto político burgués pacificador con una tendencia reformista y progresista. Por un lado calmaban los conatos revolucionarios de la numerosa clase obrera organizada y concienciada, y por otro lado, frenaban los procesos autoritarios y reaccionarios militaristas y fascistas, pretendiendo un gobierno conciliador para las clases medias.
El anarquismo español, representado fundamentalmente por la CNT-FAI, en un principio encontró favorable el nuevo marco de libertades que ofrecía la República para desarrollar las actividades libertarias, frente a la destronada monarquía de Alfonso XIII o la Dictadura de Primo de Rivera. Sin embargo, los anarquistas pronto comienzan a desconfiar de la República de tendencia burguesa, que promete reformas legales que no alcanzan las expectativas previstas por el pueblo y perpetua las desigualdades arraigadas en la sociedad española. Un buen ejemplo de esto mismo es la Ley de Reforma Agraria, impulsada por el ministro Marcelino Domingo y promulgada en septiembre de 1932, que pronto comienza a decepcionar a miles de trabajadores del campo, ya que no se cumplen las promesas sobre el reparto equitativo de tierras debido al poder fáctico de los latifundistas propietarios.
A finales de 1932 el movimiento anarquista opta por la vía insurreccional, poniendo en práctica lo que el libertario catalán, Joan García Oliver, llamaba la «gimnasia revolucionaria». Se promovió el 8 de enero de 1933 una huelga general, pero esta insurrección generalizada no tuvo un seguimiento muy amplio. El Ejército y la Guardia Civil tomaron posiciones estratégicas en los lugares donde se preveían desórdenes y los dirigentes anarquistas fueron detenidos. Más allá de algunos choques con las fuerzas del orden y barricadas en Barcelona, y levantamientos en pueblos aragoneses, valencianos y andaluces, no se logra despertar una revolución social. La CNT reconoce que la emancipación del pueblo deberá otorgarse de una organización mejor coordinada y más amplia.
Insurrección en Casasviejas, la luna de luto se vistió
En la provincia de Cádiz hubo algunos comités anarquistas locales que protagonizaron levantamientos de campesinos, concretamente en la pequeña población de Casas Viejas, cercana a Medina Sidonia, la noche del 10 de enero y su inmediata madrugada, un grupo de campesinos afiliados a CNT iniciaron una insurrección en el pueblo. La mañana del 11 de enero rodearon el cuartel de la Guardia Civil, armados con escopetas y pistolas, donde se encontraban un sargento y tres guardias. Tras exigirles que se rindieran en nombre del comunismo libertario, se produjo un intercambio de disparos en el que el sargento y un guardia civil resultaron gravemente heridos, muriendo al día siguiente. Inmediatamente los anarquistas del municipio toman el ayuntamiento para deshacerse de los registros de propiedad de los latifundistas locales, además de comenzar a organizar la ocupación de las tierras para el pueblo.
Sin embargo, a media mañana de ese 11 de enero llegan noticias de la pronta llegada de un destacamento de doce guardias civiles al mando del sargento Anarte desde Medina Sidonia que liberara a los guardias civiles en el cuartel y tomaran el pueblo. En Jerez de la Frontera, una compañía de la Guardia de Asalto enviada por el gobierno republicano, y al mando del capitán Manuel Rojas, fueron informados de que la línea telefónica en Casas Viejas había sido cortada. Un grupo de doce guardias de asalto y cuatro guardias civiles, al mando del teniente Gregorio Fernández Artal, se encaminaron a media tarde como refuerzo de los guardias civiles apostados ya en el pueblo. Temerosos de las represalias, muchos vecinos huyeron y otros se encerraron en sus casas, pero el recién llegado destacamento de guardias de asalto comenzó a detener a presuntos responsables del ataque al cuartel de la Guardia Civil, entre ellos Manuel Quijada, a quien supuestamente habían visto disparando a los guardias civiles. Después de golpes y torturas, dos vecinos acusaron a la familia de Francisco Cruz Gutiérrez, conocido en el pueblo como «Seisdedos», un carbonero de setenta y dos años, que frecuentaba con sus hijos y su yerno la sede del sindicato CNT en el pueblo.
El «Seisdedos» se había refugiado en su casa junto a su familia, una choza de barro y piedra con techo de paja. Viéndose acorralados y al intentar forzar la puerta las fuerzas del orden, los que se encontraban en el interior se defendieron disparando y un guardia de asalto cayó muerto. Esa misma noche, llegó al pueblo una unidad compuesta por cuarenta guardias de asalto, al mando del capitán Manuel Rojas, que había recibido la orden del Director de Seguridad en Madrid, Arturo Menéndez, para trasladarse desde Jerez y poner fin a la insurrección en el campo andaluz abriendo fuego «sin piedad contra todos los que dispararan contra las tropas».
El capitán Manuel Rojas, dio la orden de disparar cruelmente de madrugada hacia la choza donde se refugiaba la familia del «Seisdedos» y después la incendiaron. Además, dos de sus ocupantes huyendo del fuego fueron acribillados, y otras seis personas quedaron calcinadas en el interior de la choza, entre ellas el propio «Seisdedos», sus dos hijos, su yerno y su nuera. La única superviviente fue su nieta de dieciéis años, María Silva Cruz, conocida como «La Libertaria», que logró salvar la vida al salir de la choza con un niño en brazos antes del incendio. Esa madrugada el capitán Rojas envió un telegrama a Madrid anunciando que la insurrección había sido aplastada. Además, ordenó a tres patrullas que detuvieran a los militantes más destacados del pueblo y que dispararan ante quien se resistiera, a instancias de las informaciones aportadas por los caciques locales. Las doces personas detenidas fueron llevadas ante la choza calcinada y les mostraron al guardia de asalto muerto, a continuación el capitán Rojas ordenó el asesinato a sangre fría de inmediato de los que habían sido hechos prisioneros. A las pocas horas las fuerzas del orden público desplegadas abandonaron el pueblo, la masacre había finalizado con un saldo de diecinueve hombres, dos mujeres y un niño muertos.
Testimonio oral de la nieta superviviente de «Seisdedos», sobre los hechos que acaecieron aquella noche en el pueblo gaditano: «Cuando empezó el asedio yo estaba enfrente de la choza. Se me acercó un guardia civil para decirme que era una puta, que nosotros teníamos la culpa de todo y que me iba a reventar la tapa de los sesos… Después empezaron a gritar a quienes estaban en la cabaña. Les urgían a salir y a entregarse, aunque la puerta estaba abierta. Eran los guardias quienes no se atrevían a entrar por cobardes. Así que decidieron empezar a disparar y a prender fuego al techo de paja. Escuchábamos los alaridos de la gente y veíamos arder la choza. Se escuchaban terribles lamentos. También podía sentirse el olor a carne quemada. Había sangre por todas partes. ¡Qué horror!»
La verdad sobre esta brutal represión en Casas Viejas tardó en conocerse, ya que al principio las versiones que otorgaban las propias fuerzas del orden implicadas en los sucesos eran contradictorias. Todos los mandos intermedios y actores directos de la masacre trataban de justificarse dada la gran magnitud de los hechos, siendo el principal responsable político el Director de Seguridad en Madrid, y el gobierno republicano de Manuel Azaña en su conjunto.
Una vez que se conocieron los hechos a los pocos días en el resto de España, se produjo un gran escándalo periodístico y parlamentario que conmocionó a la sociedad española en su conjunto. El espectro ideológico de derechas, aunque profundamente de acuerdo con la mano dura a los anarquistas, utilizaron mediáticamente los sucesos para alzarse como alternativa de gobierno en la República española, prometiendo que con ellos la paz y el orden estarían asegurados. Una mayoría de las Cortes aprobaron la creación de una Comisión investigadora sobre los sucesos a finales de febrero de 1933. El 15 de marzo, la Comisión elaboró un informe definitivo en el que se reconoce la existencia de los fusilamientos pero exculpa al Gobierno. A pesar de superar favorablemente esta investigación parlamentaria, el gobierno de Manuel Azaña no pudo superar políticamente este escándalo y le sería enormemente perjudicial, suponiendo la pérdida de confianza por parte de la clase media española. En noviembre de 1933 ganó las elecciones la coalición radical-cedista conservadora, iniciándose el conocido como bienio derechista de la República española.
El sindicato CNT lanzó una campaña contra la represión y la política dictatorial del gobierno republicano, se exigía la liberación de los presos, y la derogación de leyes contra las libertades fundamentales como la promulgada en abril de 1932, Ley de Defensa de la República, que era en muchas ocasiones utilizada contra las actividades de la clase obrera. Tras la represión en Casas Viejas, en el seno del anarquismo español se abre un intenso debate sobre las vías reales para acabar con el capitalismo. El incremento de las ideas revolucionarias entre las clases populares tiene su expresión práctica en la Revolución de Asturias de 1934, un aviso por parte de los obreros de que el comunismo libertario no está tan lejos como parece. El Golpe de Estado de julio de 1936 no es contra el gobierno republicano, sino contra la efectividad de las expectativas del movimiento obrero, que militares y burgueses veían el peligro de que triunfaran.
Durante varias décadas, los sucesos de Casas Viejas fueron un hecho histórico muy poco conocido. Se ocultó durante el periodo franquista, cayendo en el olvido, y se convirtió en un completo tabú por omisión del relato oral de quienes vivieron aquellos sucesos. Este silencio fue impuesto forzadamente por las instituciones, el pueblo de Casas Viejas enmudeció debido al miedo de la población campesina impactada por un acontecimiento trágico de carácter político y represivo.
19/1/21
COMUNICADO DE LA CRIFA (Comisión Relacionadora de la Internacional de Federaciones Anarquistas)
La pandemia mundial y sus consecuencias están agobiando a la clase trabajadora, a los explotados y al pueblo oprimido. Es la parte de la población mundial más afectada por la pandemia y, al mismo tiempo, la más comprometida con proteger la salud de todos.
9/1/21
Comunicado del Taller Libertario Alfredo López de La Habana
No aceptamos amos sobre nos ni servidores bajo nos. Trabajamos por una sociedad donde todos los asuntos públicos sean resueltos mediante la auto-organización de quienes convivimos, trabajamos, creamos y amamos, en Cuba y el planeta. Damos testimonio, sin embargo, de que el paso a tal modo de agenciar nuestras vidas en común sólo puede ser producto de la más profunda revolución social. Pero el ser radicales en nuestra concepción del socialismo y la liberación humana no nos convierte en gente estricta o extremista, ni nos opone a quienes sinceramente buscan caminos de dignidad. Es legítima la lucha por las garantías sociales, aun cuando su raíz germinativa no alcance el ideal de inmediato —con tal sólo de que una raíz así exista—, muchas de las cuales contienen gérmenes vivos y en crecimiento del común de la sociedad que por ahora sólo nos atrevemos a soñar. Defender tales gérmenes y sembrar las semillas de la libertad aun si sabemos que pueden demorar milenios en volverse árboles tan robustos como las ceibas de nuestros campos, es nuestro deber y opción de vida.
2. No apoyamos las provocaciones tendentes a la explosión social. Ésta sería trágica en las circunstancias actuales de deterioro organizativo de las clases trabajadoras y los segmentos más precarizados de la sociedad.
3. Apoyamos todas las formas de auto-organización de quienes trabajan, conviven y crean en Cuba. Por auto-organización social entendemos los emprendimientos, proyectos, redes, colectivos y demás empeños donde no exista el trabajo asalariado, la imposición de la autoridad, el culto de la personalidad, las diversas violencias directas, estructurales ni simbólicas, la hiper-competitividad, el burocratismo, las decisiones en manos de una élite, la concentración de riqueza y la apropiación desigual del conocimiento. Exigimos que el marco institucional del país dé prioridad a entidades auto-organizadas, como por ejemplo promover la creación de cooperativas y otros proyectos colectivos de producción y servicios de tipo autogestionario por encima de las micro-empresas capitalistas y otros emprendimientos con base en las asimetrías sociales, en especial el autoritarismo, la burocracia y la desigualdad económica.
4. En tal sentido, las organizaciones que distribuyen productos a la población deben re-organizarse como cooperativas de consumo, integrando la mayor parte de esta de manera auto-organizada, para cumplir con las funciones de venta en bodegas y otras minoristas, transportación, acopio, sin que ello implique robo ni corrupción.
5. Nos oponemos al sistema salarial, pero mientras este exista, deben existir también el reconocimiento a un salario mínimo real, visiblemente por encima de la canasta básica en tanto ingreso mínimo para una vida digna, la cual debe ser pública en cuanto a su composición y estar sujeta a debate y aprobación general; debe pagarse lo debido según los horarios laborales y las horas y días extra, debe imponerse a la patronal en todos los centros de trabajo la obligatoriedad del convenio colectivo, de los derechos de sindicalización, el pleno acceso a la resolución de conflictos laborales por parte de quienes trabajan, y su derecho a la huelga.
6. Si ha resultado posible reconocer la legitimidad de representantes de tendencias liberales dentro de la oposición política estatista cubana, nos consideramos portadores de la plenitud de legitimidad en tanto socialistas libertarios y parte de la organización de las clases trabajadoras en Cuba; si no ha sido posible tal reconocimiento, lo exigiremos para todas las opiniones políticas.
7. El delito de desacato a la autoridad, como herencia del orden monárquico, debe ser abolido, y liberadas todas las personas presas por tales actos.
8. La prisión o cualquier otra sanción por “expediente de peligrosidad pre-delictiva” debe ser abolida inmediatamente como institución de origen fascista (Código Rocco).
9. Trabajamos por la liberación de espectro completo frente a todas las dominaciones y opresiones, en especial las del capital, la burocracia, el patriarcado, la hipercompetencia, la epistemocracia, la colonialidad, el racismo, el etnocentrismo, la intromisión de poderosas estructuras foráneas, el consumo desenfrenado y la depredación ecológica.
10. Espectro completo significa que nadie –persona o grupo bajo opresión- se libera por sí mismo/a, sin incluir a otrxs, hasta darle alcance a la sociedad toda. La liberación no admite exclusiones.
11. No reconocemos la falsa y autodestructiva “normalidad” de este mundo como ideal al que debería tender una Cuba para ser “un país normal”.
12. Estamos en guardia contra cualquier movida que, desde colectivos, procesos o esfuerzos que aspiran a la liberación, pudiese propiciar el emerger de nuevas y peligrosas dominaciones.
El Taller Libertario Alfredo López es un colectivo anarquista que desde hace años apoya y promueve experiencias afines a sus principios antiautoritarios y anticapitalistas, y procura ser una oportuna voz libertaria en este archipiélago que llamamos Cuba. Ha organizado cuatro Jornadas Primavera Libertaria en La Habana, y actualmente es gestor principal del Centro Social ABRA.
1/1/21
Después de una larga enfermedad,
el miércoles 23 de diciembre nuestro amigo y compañero
Alexandre Skirda falleció a la
edad de 78 años. ¿Se ha unido ahora a Nestor Makhno, también
descendiente de cosacxs de
Zaporozhian, en las orillas del Dnieper?
Su interés por la región y la
comprensión de su idioma le permitieron conocer el movimiento
campesino revolucionario del sur
de Ucrania, heredero de siglos de práctica de la democracia
directa. En libros como “Nestor
Makhno: El cosaco de la anarquía. La lucha por los soviets
libres en Ucrania 1917-1921”,
mostró cómo la creación de municipios libres en ese período
tenía por objeto establecer una
sociedad apátrida, y cómo el Estado bolchevique los destruyó
tras eliminar el ejército
revolucionario insurreccional ucraniano (que, en consecuencia, les
permitió derrotar a los Ejércitos
Blancos).
Aún hoy, la mayoría de los
militantes trotskistas se estremecen al oír el nombre de Alexandre
Skirda. No pueden perdonarle por
haber revelado la manera en que el Ejército Rojo, enviado
por Trotsky, aplastó la ciudad de
Kronstadt que había deseado una democracia federalista
directa en Rusia: "Es aquí
en Kronstadt donde se colocó la primera piedra de la Tercera
Revolución opuesta al orden
burocrático de los bolcheviques, dejando atrás la dictadura del
Partido Comunista, la Cheka y el
capitalismo de Estado" (8 de marzo de 1921). En la
publicación de “Kronstadt 1921:
Proletariado contra Bolchevismo” concedió el antiguo deseo
de Stépan Pétrichenlo, presidente
del Comité Revolucionario Provisional de Kronstadt:
"Pueden fusilar a los
kronstadienses, pero nunca derribarán la verdad sobre Kronstadt".
Sus investigaciones le
permitieron escribir varios libros sobre ese acontecimiento histórico, que
han sido traducidos a diferentes
idiomas y reeditados muchas veces, enriquecidos con nuevos
documentos. Es significativo que
recientemente tradujo y presentó el anteriormente no
disponible “Kronstadt en la
Revolución Rusa” de Efim Yartchuk (también ahora en inglés). En
él se relataban las experiencias
de uno de los principales instigadores de los anarquistas de
Kronstadt dedicado "a lxs
que habían derramado su sangre durante la revolución de 1905 para
la completa emancipación del
proletariado del yugo del capital y la autoridad; a lxs que lucharon
en febrero y julio de 1917 contra
el Nuevo Orden Mundial; a lxs que se dejaron engañar por las
consignas del Estado proletario
levantando los brazos contra lxs nuevxs amxs, lxs
bolcheviques. En memoria de
aquellxs que perecieron en el camino hacia la Sociedad de lxs
mujeres/hombres libres: la
anarquía".
Al tener esta oportunidad de
escalar la montaña de documentos que alimentan sus libros, de
los que aquí se mencionan sólo
una pequeña parte, podemos ver la importancia de su trabajo
histórico para revelar lo que
durante mucho tiempo se ha ocultado ‒tanto por los "blancos"
como por los "rojos"‒
sobre una revolución que ha tenido consecuencias, durante décadas, en
el movimiento obrero de muchos
países.
No olvidaremos a Alexandre
Skirda, el historiador esencial de la Revolución Rusa, y también el
activista anarquista que, desde
el decenio de 1960, dirigió el Grupo de Estudios y Acción
Anarquista.
"Los muertos viven, y con
ellos, los sueños que llevaron", Gustav Landauer.