19/2/22

Ante la escalada militar, la tensión y el posible conflicto bélico en Ucrania

 Ucrania es un polvorín conflictivo desde hace ya muchísimos años. Un conflicto que está enquistado dentro de un marco histórico muy complejo que abarca desde la derrota rusa en la guerra de Crimea en el siglo XIX, la guerra de Ucrania del siglo XX que llevó a la creación de la República Socialista Soviética de Ucrania, la cesión por parte de Nikita Jrushchov de Crimea a Ucrania, hasta el proceso conocido como Euromaidán, la guerra del Dombás y la anexión rusa de Crimea.

Ni los acuerdos de Minsk II, creados para rebajar la tensión de la guerra del Dombás, ni la diplomacia europea han podido mitigar este largo conflicto en el que demasiados intereses geopolíticos, económicos, energéticos y étnicos están en juego. Intereses que enfrentan a las oligarquías prorrusas contra las nacionalistas proeuropeas y deja en medio a los trabajadores ucranianos, que tienen que aprender a vivir con una constante incertidumbre entre la guerra civil, la ocupación militar, la miseria que trae la guerra y qué oligarcas van a ser quienes se beneficien de su trabajo.

Una incertidumbre que tenemos que compartir los trabajadores de Europa y el mundo, dado que las potencias beligerantes poseen miles de ojivas nucleares, haciendo que esta tensión sea muy similar a las que ya se vivieron durante la Guerra Fría.

La actitud del gobierno español de mandar tropas a las diversas maniobras militares de la OTAN, así como organizar la cumbre en Madrid este 2022, responde a la escala militarista que estamos viendo crecer, donde se invierte cada vez más en militares y armamento, y donde la industria militar se ceba con la venta de armas y la participación española en conflictos internacionales.

Ante la escalada de tensión y el posible conflicto bélico, nos solidarizamos con los trabajadores ucranianos. Rechazamos las injerencias imperialistas de la OTAN y Rusia, la ocupación extranjera y el nacionalismo, y hacemos nuestras las palabras de Néstor Majnó:

«Un poder estatal “intruso” y un poder estatal “independiente” vienen a ser lo mismo, y los trabajadores no ganan nada con ninguno de ellos: deben orientar sus esfuerzos, se encuentren donde se encuentren, a destruir el aparato estatal y reemplazarlo por organismos obreros y campesinos de autogestión social y económica».

Ni guerra ni negocio de la muerte
Ni guerra entre pueblos ni paz entre clases

Federación Anarquista Ibérica


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