El pasado miércoles dia 28 somos detenidas nueve personas en el marco
de una nueva operación anti-terrorista orquestada por el aparato de
información del Cuerpo de Mossos d’Esquadra, en connivencia con el
juzgado numero de 3 de la Audiencia Nacional española. Tras el
registro-saqueo de nuestros domicilios, así como del Ateneo Libertario
de Sants, somos llevadas a diferentes comisarías de la periferia de
Barcelona, siendo al día siguiente entregadas a la Guardia Civil para
nuestro traslado a Madrid. El viernes a mediodía somos llevados ante el
juez Juan Pablo Gonzalez Gonzalez, que decreta la puesta en libertad con
cargos para dos de nosotras, la entrada en prisión eludible con fianza
para seis, y la prisión incondicional para el compañero que actualmente
se encuentra encarcelado en Soto del Real.
El conjunto de detenidas que actualmente nos encontramos en la calle
queremos hacer públicas una serie de reflexiones y posicionamientos
políticos:
La acusación genérica para las nueve es de “Pertenencia a
organización criminal con fines terroristas”. En concreto nos imputan
formar parte del entramado “GAC-FAI-FRI”, que como es sabido se trata de
un concepto artificialmente construido por los cuerpos policiales, un
conjunto de siglas en el que intencionadamente y de forma bien calculada
mezclan espacios de coordinación entre colectivos (GAC) con la ‘firma’
que a nivel internacional algunos grupos utilizan para reivindicar
acciones de sabotaje. (FAI-FRI).
La construcción de esta organización-marco aporta a la policía todos
los recursos represivos que proporciona el dispositivo anti-terrorista:
tribunales de excepción, mayor inseguridad jurídica, penas mucho más
duras para las compañeras a las que se condene por haber realizado
determinadas acciones, detenciones incomunicadas, regímenes
penitenciarios especiales, relaciones personales de amistad/compañerismo
conceptuadas como delictivas, amplificación mediática, estigmatización
social, etc. Basta decir que durante todo el proceso de detención -desde
el momento en que vimos nuestras casas invadidas y saqueadas hasta que
fuimos llevadas ante el juez- no hemos sabido siquiera de que se nos
acusaba.
Con la invención de las siglas GAC-FAI-FRI las fuerzas policiales han
diseñado una red con la que potencialmente pueden pescar todo lo que se
mueva dentro del ámbito anarquista y anti-autoritario. En el contexto
de esta nueva organización-marco, asistir a jornadas de debate,
participar en asambleas, visitar a compañeras presas o simplemente tener
contacto personal con una persona considerada miembro de la
organización son indicios suficientes como para ser incluida en su lista
negra. Es este carácter difuso y extensivo el que da verdadera fuerza a
la estrategia anti-terrorista: tras cada oleada represiva, aquellas que
se solidaricen con las detenidas serán también susceptibles de ser
consideradas parte de la organización y por lo tanto detenidas, y así
sucesivamente. El concepto de la organización terrorista está pensado
para ser ampliado indefinidamente, tal vez con la perspectiva de que
llegue un momento en el que el entorno considerado como peligroso quede
finalmente aislado y asfixiado por la dinámica represiva, o que la
incapacidad de este entorno para seguir actuando políticamente esté tan
mermada que no valga la pena seguir golpeándolo. El hecho de que esta
nueva operación contradiga las propias declaraciones de los Mossos (que
afirmaban que la sección barcelonesa de GAC-FAI-FRI ya estaba
desarticulada) no nos sorprende, ya que la organización terrorista es
construida, modificada y ampliada por la propia acción policial, y no al
revés. La “lucha contra el terrorismo” crea al terrorismo, de la misma
manera que la ley crea el delito.
El intento de fijar la existencia de una organización anarquista
terrorista supone por lo tanto un salto cualitativo en la estrategia
represiva contra las luchas, un salto que no debería pasar desapercibido
por nadie y que exige una profunda reflexión en el seno de los
movimientos.
Señalamos a la Conselleria d’Interior de la Generalitat y
específicamente a la Comissaria General d’Informació del CME como
responsables directos de esta última agresión represiva. Los intentos de
tirar balones fuera alegando que los Mossos se limitan a seguir órdenes
de Madrid son solo una tentativa cobarde y mezquina de eludir su
responsabilidad y encubrir su implicación en los hechos, habiendo
impulsado y diseñado hasta el último detalle la operación aprobada por
la Audiencia Nacional.
En este sentido, ver como la Generalitat de Catalunya entrega a
jóvenes catalanas a los tribunales, cárceles y cuerpos represivos
continuadores del franquismo español, nos ofrece una imagen muy clara de
cuáles son las bases reales del llamado “proceso soberanista”,
evidenciando lo perverso de la retórica libertadora que lo rodea. Lo
cierto es que hace tiempo que el Govern ha identificado al ámbito
anarquista y anti-autoritario catalán como un enemigo a batir, y el
proceso Pandora no tiene otro objetivo que acercarse a esta meta. Se
golpea al anarquismo no por sus ideas en lo abstracto, si no por lo que
ha sido, es y puede ser en la práctica: una minoría de revolucionarias
que no duda en desafiar al sistema y sus fundamentos opresivos y
corruptos, que anima a quienes les rodean a rebelarse, y que se resiste a
dejarse seducir por los canales de integración política que ofrece la
democracia liberal capitalista.
Durante el último de ciclo de luchas, alimentado por la crisis de
financiarización global y las políticas de austeridad que han cargado
todo el peso del ajuste sobre las espaldas de las explotadas, se ha
abierto en Catalunya un terreno de contestación en el que el papel de
los revolucionarias ha resultado especialmente molesto para el proyecto
neo-liberal de la Generalitat. Con todos nuestros límites, errores y
contradicciones, durante estos últimos años hemos peleado para frenar
los ataques dirigidos contra las condiciones de vida (en materia de
trabajo, vivienda, sanidad, etc.) de todas; hemos difundido un análisis
estructural de la crisis, que demuestra que el problema no es uno u otro
aspecto del sistema, sino el sistema en sí; hemos creado espacios y
redes para la resolución de nuestros problemas y necesidades mediante la
solidaridad y el apoyo mutuo, estructuras autónomas respecto de las
instituciones y sus dinámicas paternalistas y caritativas; hemos, junto a
otros miles de personas, fortalecido las huelgas que han encendido la
ciudad en defensa de nuestros intereses como trabajadoras; hemos
levantado barricadas frente a la destrucción de los centros sociales
barriales; hemos salido a la calle para repudiar el feminicidio, para
visibilizar la explotación de las mujeres en el ámbito de la
reproducción y el trabajo de curas, para desobedecer las leyes
anti-aborto que pretenden controlar nuestros cuerpos y nuestras vidas;
hemos denunciado y roto el silencio en torno a la violencia y los
asesinatos policiales, en torno a la persecución racista, la maquinaria
de deportación, los CIE, las cárceles y, por supuesto, no hemos dejado
de señalar y atacar a los responsables últimos de nuestra miseria, los
Estados, la patronal y las élites financieras locales e internacionales.
Todo esto es lo que somos, todo esto es lo que pretenden destruir. El
objetivo político de estas oleadas represivas no es otro que el de
difundir el miedo y el desánimo para obtener unos movimientos sociales
domesticados, reacios a desobedecer y romper con las reglas del juego
que el Poder impone para auto-perpetuarse. De ahí la represión contra
anarquistas, comunistas, independentistas, huelguistas del 29m,
encausadas de Can Vies, encausadas por la acción de Aturem el Parlament…
El sistema no pretende sentenciar nuestra culpabilidad, sino demostrar
su inocencia: quiere absolverse por la vía de des-legitimar, aislar y
neutralizar a todo aquél que le acuse y le plante cara.
La respuesta solidaria a nuestras detenciones nos muestra que
nuestros enemigos todavía están lejos de lograr sus objetivos. Queremos
agradecer y saludar todas y cada una de las muestras de solidaridad
expresadas estos días. Las manifestaciones, las concentraciones, las
acciones, los gestos de complicidad y cariño, las aportaciones
económicas… el enorme apoyo recibido tiene un valor incalculable para
nosotras, un valor que compensa con creces el mal trago, que lo
empequeñece hasta ridiculizarlo. No creemos en sus leyes, ni en las
garantías que está nos ofrece: nuestra única defensa, nuestra única
garantía, es la respuesta solidaria en la calle. La masiva demostración
de apoyo que nos habéis brindado, y que anteriormente brindamos a
nuestras hermanas detenidas en las anteriores operaciones, evidencia el
fracaso de la estrategia anti-terrorista en aislarnos mediante la
extensión del miedo.
Ahora estamos en la calle, pero sólo a medias. Una parte de nosotras,
Quique, sigue encarcelado en la prisión de Soto del Real. Es por eso
que la solidaridad no solo no debe detenerse, sino que debe
multiplicarse. Hacemos un llamamiento a intensificar la lucha en la
calle para su excarcelación, a que todas y cada una de las compañeras le
escribamos al menos una carta, y a secundar con fuerza todas las
convocatorias que se lancen en su apoyo, así como estar muy atentas a
cualquier petición o información que salga de los colectivos de los que
forma parte: Acció Llibertària de Sants y el Sindicato de Oficios Varios
de la CNT-AIT de Barcelona. En ningún caso vamos a dejarle solo, ni a
él, ni a Mónica, ni a Francisco, ni al resto de compañeras encarceladas.
Ni detenciones, ni procesos, ni cárceles podrán romper nuestros lazos
de solidaridad o nuestro compromiso político. Para nosotras, las sucias
celdas donde hemos estado estos días siempre serán lugares más dignos
que los lujosos despachos desde los que gestionan la miseria de todas.
¡NI UN PASO ATRÁS!
¡LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO!
¡LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO!
Detenidas de la última fase de la Operación Pandora que actualmente se encuentran en la calle
Fuente: alasbarricadas.org
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