Al morir el dictador mareas de gente inundaron las calles clamando libertad y justicia, y en esa justicia reclamada se incluía, por supuesto, la exigencia de la amnistía para todas y todos los presos políticos que fueron encarcelados por cuestiones ideológicas durante el régimen. Nadie dudaba de la ilegitimidad de estas detenciones, realizadas puramente por cuestiones de depuración ideológica, y nadie dudaba, por tanto, de la honradez e inocencia de que gozaban los acusados. Y no hablamos de esa honradez ganada a base de acatar las normas y la autoridad, de la falsa honradez sistémica, sino de honradez para con sus iguales, para con sus hermanas y hermanos, honradez para con el pueblo oprimido. Eran disidentes del régimen fascista, disidentes de la opresión.
Pero hoy en día a nadie le importa la detención de unos disidentes de este régimen capitalista-fascista que a tantos amamanta, de unos locos anarquistas subvertidos y pervertidos. Al igual que hace 40 o 60 años, estos disidentes de la era contemporánea están encarcelados por depuración ideológica, por prevención reaccionaria, por luchar altruistamente por una causa que a toda la población atañe, sin atisbo de egoísmo y siendo muestra de preocupación por los problemas de los demás antes que de los problemas de uno mismo. Pero el resto de población, también sometida al yugo del Estado-Capital, nos comportamos de una manera extremadamente egoísta y damos la espalda a nuestras hermanas y hermanos presos, y lo que es peor, no nos avergonzamos de ello.
Lo que está ocurriendo actualmente en el Estado español es una vuelta atrás en las políticas fascistas que nunca llegaron a desvanecerse completamente, dando lugar a nuevos montajes policiales, listas negras y persecuciones policiales. ¿Pero por qué principalmente al movimiento anarquista? ¿Porque realmente somos los más violentos? En absoluto, hace décadas que no hay constancia de ninguna agresión o asesinato a manos de anarquistas; en cambio, esto no es así en cuanto a asesinatos a manos del Estado tanto dentro de las cárceles como fuera, o asesinatos laborales a manos de la codicia del patrón-empresario. Ni siquiera la iglesia puede jactarse de tal afirmación.
El movimiento anarquista es perseguido porque es el único que cuestiona al Estado-nación y que lucha por la libertad total del individuo en la colectividad. Todo el resto de movimientos sociales contemplan un Estado, diferente o no del actual, que debe regir nuestras vidas de manera enajenante para nosotras y nosotros. Como paradigmas pro-Estado, no anhelan una destrucción de éste sino una modificación, y con el juego democrático se les da fichas para el tablero y se desvanecen todas las vías no electorales. Por lo tanto, no luchan contra el Estado, sino que se adentran en sus estructuras y se mimetizan, con lo que necesitan de éste.
Consecuentemente, el Estado no tiene nada que temer con el resto de movimientos sociales o ideológicos, pues siempre permanecerán sus estructuras. Además, al nuevo gran movimiento de masas pro-Estado llamado “ciudadanismo” no le interesan las cárceles, ni quienes están presas ni lo que ocurre allí dentro: el problema carcelario simplemente “no existe”. En más de dos años pisando las calles, apareciendo diferentes gurús revolucionarios mediático y tomando la voz organizaciones ilusoria e irrisoriamente salvadoras, para nada este “ciudadanismo” ha cuestionado el sistema carcelario, ni siquiera ha nombrado el tema si no ha sido para reforzar su legitimización como “correctora” pidiendo cárcel para políticos o banqueros. Solamente el movimiento anarquista cuestiona el sentido y la legalidad de estos centros de exterminio.
Y dado que el movimiento anarquista anhela la supresión de todo tipo de Estado, desea asimismo la destrucción de todas las instituciones que lo representan, empezando por las más degradantes para el ser humano: las cárceles. En las cárceles, muy lejos de reinsertar en la sociedad a los delincuentes, se destruye física y psicológicamente al individuo de una manera terrible y atroz. Es imprescindible analizar primero qué se entiende por “delincuente”, qué se entiende por “reinsertar”, y qué por “sociedad”. Pero tratando de superar esta primera barrera, si a la vista de la opinión pública está que en estas cárceles no se educa, ni se dan clases, ni se prepara laboralmente, sino que se tortura, se emplean las más pervertidas técnicas de acoso y destrucción psicológica, se ejerce la aislación absoluta respecto de la vida real… ¿cómo puede entender cualquier persona de a pie que las cárceles son buenas o, asquéame decirlo, “eficaces”? En absoluto, sería un insulto para la lógica y el entendimiento. Y por ello pedimos no solamente la amnistía para lxs cinco de Barcelona, ni para las y los presos políticos, sino que pedimos la amnistía total para todas y todos los presos de todos los Estados represivos.
¿Qué es un delincuente, quién lo crea? ¿Una persona se arriesga a padecer las consecuencias de ser violento y de no acatar sus leyes, o bien esta persona se ve obligada o condicionada por el hambre, la miseria, la falta de condiciones, la falta de educación, o la existencia de diferentes estratos sociales con las consecuentes explotación y desigualdades, entre otras causas? ¿Acaso no desaparecerían los crímenes en un mundo mejor donde no existiesen desigualdades de ninguna índole?
En estos momentos hay cinco jóvenes que creen que un mundo mejor es posible, que lo expresaban por las redes sociales y que por este motivo están encarcelados desde el pasado 15 de mayo de 2013. Encarcelados, aislados y dispersados por la península bajo régimen penitenciario “FIES”, un régimen penitenciario extremadamente severo y dañino para el equilibrio mental de las personas y diseñado especialmente para acusados de terrorismo. El auto del juez que ordenó prisión para estos jóvenes no se sostiene por falta de pruebas y lo compensa con un lascivo exceso de juicios de valor de carácter reaccionario y censor, al servicio del Estado fascista, pero esto no ha impedido que tras cinco meses aún continúen secuestrados/as sin ver a sus seres queridos. No tienen delitos de sangre ni de violencia. En sus casas, sus familias no entienden de terrorismo, solamente esperan que dejen de una vez libres a sus hijas e hijos y no entienden por qué aún les retienen si nada han hecho, pero sin embargo se están sucediendo un indulto tras otro a personas que sí han atentado contra terceras personas, directa o indirectamente.
A pesar de todo lo anterior estos defensores pro-sistema camuflados de lucha social seguirán callando sus sucias bocas y esconderán sus furcias manos, sirviendo a su patrón-Estado al que nunca eliminarán, sino que como mucho le cambiarán los ropajes. Pero sea bajo una camisa roja o bajo una camisa azul, el Estado seguirá manteniendo los estratos sociales que le permitan seguir ejerciendo el dominio sobre la población bajo falsas ilusiones de prosperidad y felicidad. No, la amnistía ya no se pide en las calles, se ejerce en los burdeles del Estado.
La cruel realidad es que hay muchas otras personas encarceladas injustamente por delitos creados por el propio sistema o por sus implicaciones ideológicas. Por este motivo nos es imposible evitar que un comunicado por lxs cinco de Barcelona se convierta en un comunicado por todas y todos los presos que día a día sufren los secuestros legales del Estado. No podemos sino pedir la libertad de todxs lxs presxs. Y es por ello que gritamos con toda nuestra rabia:
¡LIBERTAD PARA YOLANDA, SILVIA, JUAN, XABIER Y J. CARLOS! ¡LIBERTAD PARA TODXS LXS PRE-S.O.S.! ¡ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES!
CNT LA SAFOR – GRUPO LOS SOLIDARIOS