Desde hace algunos años se viene reivindicando el "poder popular" en diversos movimientos anarquistas latinoamericanos.
Se trata de grupos generalmente vinculados a la corriente comunista
libertaria –conocidos como plataformistas o especifistas– presente en
numerosos países del mundo, y curiosamente ausente del anarquismo
ibérico tradicional.
Se trata de un concepto 'importado' del marxismo latinoamericano de los '60 y '70 del siglo XX.
En aquella época el marxismo en sus diversas facetas –guevarista,
trotskista, leninista o hasta el socialismo de Allende– hablaba sobre la
construcción de una base social tendente al socialismo. En esta
construcción del socialismo se hablaba del poder popular. La Federación
Anarquista Uruguaya (FAU) y otros grupos argentinos aceptaron el término
y lo fueron integrando en su quehacer político.
La FAU logró sobrevivir a la dictadura uruguaya (1973-1985), y en los
'80 fue prácticamente el único grupo anarquista del continente
americano. En los '90, lentamente, comienza a resurgir en diversos países americanos el anarquismo,
y para entonces la FAU ya tenía un cierto bagaje social y político, por
lo que pudo influir en la formación política anarquista de varios
grupos de diferentes países.
En los últimos años es cuando este desarrollo se ha acelerado
generando grandes organizaciones libertarias como la Federación
Comunista Libertaria (Santiago de Chile), el Frente de Estudiantes
Libertarios (Chile y Argentina), la Coordinadora Anarquista Brasileña o
la Federación Anarquista Revolucionaria de Venezuela [2]. Éstos grupos y
muchos otros no anarquistas adoptan la posición de la FAU sobre el
llamado poder popular.
Concepto
El poder popular consiste en un “empoderamiento” colectivo.
Empoderamiento es una palabra inglesa que viene a significar toma de
conciencia de un poder que todo individuo tiene. Es un poder basado en
la lucha y en la dignidad. Se trata de que una comunidad se 'empodera' cuando a resultas de una lucha determinada logra una concienciación.
Esta concienciación genera una expectativa de nuevas luchas –ya que se
piensa que también será posible la victoria–. Cuando se unen varias
luchas, con sus victorias o su ejemplo histórico, en un solo movimiento
–o comunidad en movimiento– podemos hablar de una
comunidad que ha generado poder popular. Cuando se unen varias luchas en un movimiento podemos hablar de una comunidad que ha generado poder popular El poder popular hace que el “pueblo sea fuerte”. El concepto de un “pueblo fuerte” también está presente en el comunismo libertario latinoamericano, y a menudo ha sido adoptado por los movimientos de liberación nacional. Se trata de que un pueblo empoderado, se convierte en un pueblo, o una comunidad, difícil de doblegar por los poderes estatales o capitalistas. Un pueblo con poder popular es un pueblo respetado. Se habrá llegado a otra etapa de la lucha social, puesto que ya tendremos a la vista la futura sociedad socialista.
comunidad que ha generado poder popular. Cuando se unen varias luchas en un movimiento podemos hablar de una comunidad que ha generado poder popular El poder popular hace que el “pueblo sea fuerte”. El concepto de un “pueblo fuerte” también está presente en el comunismo libertario latinoamericano, y a menudo ha sido adoptado por los movimientos de liberación nacional. Se trata de que un pueblo empoderado, se convierte en un pueblo, o una comunidad, difícil de doblegar por los poderes estatales o capitalistas. Un pueblo con poder popular es un pueblo respetado. Se habrá llegado a otra etapa de la lucha social, puesto que ya tendremos a la vista la futura sociedad socialista.
El pueblo puede empoderarse mediante las luchas sociales, pero
también por su construcción de alternativas que surjan desde el pueblo
mismo. En este caso los diferentes procesos de autogestión a pequeña
escala contribuyen a la idea de que una autogestión a gran escala es
posible –es decir, la socialización de los medios de producción: el
socialismo–. Cuando se combina una politización general en la sociedad,
con una serie de victorias que hayan animado a la gente a intentar ir a
más, con unos cuantos proyectos autogestionarios que muestren el camino,
entonces este poder colectivo puede llegar a ser verdaderamente
revolucionario y le disputará el poder a quienes lo ostentan.
También habría que decir que se trata de un proceso acumulativo. Es decir, que cada victoria estará contribuyendo a alcanzar el objetivo final.
Cada lucha se convierte en una acumulación de experiencia, de formación
política, de debates, de campañas, que redundará en beneficio del
objetivo. Con las luchas se irá viendo claro qué fuerzas políticas
contribuyen a empoderar al pueblo y cuáles lo entorpecen y desvían de
sus metas.
Ejemplos ibéricos
Para comprender un poco mejor los conceptos de construcción del poder
popular pondré un ejemplo que no se suele asociar con estos términos.
La Revolución Asturiana de 1934, que fue un proceso de acumulación de
fuerzas del proletariado asturiano. Fue un proceso de años, en el cual
mediante las huelgas, los boicot, las expropiaciones, los mineros y
obreros autóctonos y foráneos fueron tomando conciencia hasta llegar al
año 1934 en el que todas las contradicciones de clase vividas dieron
lugar a la huelga general revolucionaria de Octubre.
Los proletarios asturianos habían pasado un año de un agudo conflicto de clase en el que se
vivieron numerosos enfrentamientos armados, huelgas parciales y
pequeñas insurrecciones a escala local, que generaron un ambiente de
resistencia generalizado. Se podía decir que la gente le había
perdido el respeto a la autoridad, que la desafiaba abiertamente de
forma diaria. Y que, en cuanto tenían la ocasión, imponían el poder de
la clase obrera, como en la huelga de Gijón (septiembre de 1934), o
saltándose las prohibiciones gubernamentales al diario Avance –un diario
socialista asturiano que favorecía la idea de la revolución social– o
haciendo motines en la prisiones que acababan con presos armados y
grandes fugas. Todo esto en medio de un proceso de armamento
generalizado de la clase obrera: sólo en aquel año se habla de que los
obreros asturianos compraron unas 10.000 pistolas con sus salarios Se habla de que los obreros asturianos compraron unas 10.000 pistolas con sus salarios.
Sin hablar de los numerosos robos de armas en armerías o expropiaciones
de dinamita en las minas. El proceso que llevó a la Revolución
Asturiana es un potente ejemplo de cómo un pueblo entero construía un
poder popular.
Lo que quizás nos cueste más comprender es que en Asturias este poder popular estaba apoyado por los diferentes actores políticos de la izquierda –anarquistas, cenetistas, socialistas, comunistas y marxistas de izquierda– cada uno a su manera, pero todos sumando.
Es por ello de reseñar que muy probablemente participaron unas 30.000
personas de entre una población obrera de alrededor de 120.000, lo que
indica la magnitud del movimiento.
Papel de los anarquistas
Tradicionalmente se ha producido un debate en el seno del movimiento
libertario sobre cómo enfocar el proceso que llevará a la revolución
social –o al comunismo libertario–. Por un lado están los que defienden
un movimiento libertario fuerte, numeroso y bien formado que 'dirija' al
pueblo a la revolución y que convoque insurrecciones y huelgas hasta
conseguirlo. Por el otro lado también habría numerosos anarquistas que
defienden un pueblo organizado de forma libertaria siendo conscientes de
que la comunidad, por ser numerosa debe ser necesariamente plural, y
por ello buscando contribuir al conjunto con los métodos propios de los
anarquistas, pero dentro de ese pueblo en lucha. Para éste sector el
papel de una organización anarquista sería el de aglutinar a los
distintos militantes que participan en los movimientos sociales para
dotarles de una coordinación, y de una coherencia política propia para sus objetivos.
En el anarquismo ibérico, sin embargo, ha predominado siempre el
anarcosindicalismo como forma organizativa de la militancia libertaria. Las organizaciones sindicales han sido siempre vistas como el eje vertebrador de todo el anarquismo,
siendo el resto de organizaciones libertarias como apoyo de –y muchas
veces supeditadas a– las organizaciones sindicales de masas.
De alguna manera en muchas de las comunidades en lucha latinoamericanas se puede respirar algo de este poder popular
–comunidades zapatistas, indígenas, del MST de Brasil, de Oaxaca,
comunidades venezonalas, poblaciones chilenas, etc.–. Cuando se está en
una de estas comunidades se tiene la impresión de estar en un lugar
totalmente distinto al nuestro, regido por otras reglas. No quiere decir
que se trate de comunidades anarquistas, sino que son lugares en los
que "el pueblo manda". Estas comunidades son lugares en los que "el pueblo manda"Aunque
alguna comunidad de estas se parezca a la sociedad propuesta por el
anarquismo, aún el movimiento libertario actual no ha logrado influir lo
suficiente en los movimientos populares como para que haya comunidades
en lucha inspiradas en el comunismo libertario. Es precisamente ahora
cuando el anarquismo vuelve a la partida por un mundo nuevo.
https://www.diagonalperiodico.net/la-plaza/concepto-del-poder-popular-anarquismo.html