Lo que pasa de nuevo en Gaza es una tragedia de la que los Estados Unidos y Europa son los principales responsables por el apoyo incondicional que prestan a la política de Israel y el principio de la doble medida que se hará de procesamiento de la información. Cuando el Presidente expresa “la solidaridad de Francia contra los ataques con cohetes desde Gaza”, cuando “recuerda que Francia condena firmemente estos ataques”, cuando dice que “pertenece al gobierno israelí para que tome todas las medidas para proteger a su población contra amenazas y prevenir la escalada de la violencia”, ¿por qué no evoca los civiles muertos en Gaza?
El presidente francés no dice ni una palabra sobre el infierno vivido por las familias palestinas, niños, mujeres, civiles del otro lado de lo que se denomina la “valla de seguridad”. No hay duda de que cree que toda la población palestina, incluidos mujeres y niños, se compone de “terroristas”. Se silencia los cientos de muertos y heridos entre la población palestina, casas, escuelas, cooperativas agrícolas destruidas después de caer 400 toneladas de bombas y misiles durante los tres primeros días de la operación militar israelí contra la Franja de Gaza.
Lo que está ocurriendo en Gaza es un peligro permanente para todas las personas, un gran riesgo para la región, una flagrante injusticia que continúa desde 1948… Sin embargo, en Francia, numerosos análisis realizados por los políticos o los medios de comunicación son a menudo tanto una compleja red de mentiras, como la propaganda, la desinformación y la negación.
El problema no es el contraste entre bandas armadas y un ejército sobre-equipado, que dispone de aviones no tripulados y unas fuerzas aéreas y navales que bombardean una zona donde la población es una de las más densas del mundo. La cuestión radica en lo que motiva a los responsables de estos grupos armados y los de un ejército súper-equipado a la batalla a pesar del enorme desequilibrio de fuerzas.
Consciente o no, hay una especie de complicidad entre los dos partidos, pues tienen interés, por diferentes razones, en mantener el estado actual de cosas: el lado israelí, su política de expansión territorial, la aplicación de los asentamientos en los territorios palestinos y el mantenimiento de un estado de guerra permanente; el lado de Hamas, el control político y religioso sobre la población de Gaza como rehenes, y el rechazo a cualquier alianza con las autoridades palestinas civiles.
El presidente francés no dice ni una palabra sobre el infierno vivido por las familias palestinas, niños, mujeres, civiles del otro lado de lo que se denomina la “valla de seguridad”. No hay duda de que cree que toda la población palestina, incluidos mujeres y niños, se compone de “terroristas”. Se silencia los cientos de muertos y heridos entre la población palestina, casas, escuelas, cooperativas agrícolas destruidas después de caer 400 toneladas de bombas y misiles durante los tres primeros días de la operación militar israelí contra la Franja de Gaza.
Lo que está ocurriendo en Gaza es un peligro permanente para todas las personas, un gran riesgo para la región, una flagrante injusticia que continúa desde 1948… Sin embargo, en Francia, numerosos análisis realizados por los políticos o los medios de comunicación son a menudo tanto una compleja red de mentiras, como la propaganda, la desinformación y la negación.
El problema no es el contraste entre bandas armadas y un ejército sobre-equipado, que dispone de aviones no tripulados y unas fuerzas aéreas y navales que bombardean una zona donde la población es una de las más densas del mundo. La cuestión radica en lo que motiva a los responsables de estos grupos armados y los de un ejército súper-equipado a la batalla a pesar del enorme desequilibrio de fuerzas.
Consciente o no, hay una especie de complicidad entre los dos partidos, pues tienen interés, por diferentes razones, en mantener el estado actual de cosas: el lado israelí, su política de expansión territorial, la aplicación de los asentamientos en los territorios palestinos y el mantenimiento de un estado de guerra permanente; el lado de Hamas, el control político y religioso sobre la población de Gaza como rehenes, y el rechazo a cualquier alianza con las autoridades palestinas civiles.
Una cosa es cierta: el bucle de la violencia es alimentada por ambos lados por la ocupación. La situación es causada por el bloqueo, por el cese de las negociaciones que lleva a nada más que crear más miseria y humillación, a aterrorizar a la población civil palestina, literalmente encerrada en un territorio que es una cárcel a cielo abierto. En una entrevista que concedió a “Radio libertaria” el 6 de julio 1991, Arna Mer Khamis dijo: “No hay mayor terror que la ocupación, y no hay peor ocupación que la ocupación israelí.”.
Hoy Gaza se utiliza para probar nuevas armas producidas por la industria militar israelí en pleno auge. Después de cada intervención militar, las ventas de armas israelíes se cifran en miles de millones de dólares. En las ferias internacionales de armas, las armas etiquetadas con “probado en combate” (después de haber pasado la prueba de fuego) se venden mucho mejor.
Las negociaciones con los palestinos no terminarán, pues los israelíes están motivados por el deseo de ocupar un máximo de territorios palestinos. Las autoridades israelíes no quieren la paz. El mantenimiento de un estado de guerra permanente, para ellos, es necesario dada su condición política de anexión territorial. La paz efectiva con los palestinos sería un desastre porque produciría dos efectos totalmente adversos: 1º, se pondría fin a la anexión de territorios palestinos.; 2º, se darían a conocer las enormes contradicciones sociales de la sociedad israelí ya no comprimidas por la amenaza de guerra.
Si los fundamentalistas religiosos palestinos son una de las causas del fracaso de las negociaciones de paz, la principal causa de este fracaso radica en el deseo frenético de las autoridades israelíes para adjuntar un máximo de territorios palestinos y mantener a la población palestina en áreas tan pequeñas como sea posible.
La conclusión sigue siendo la ocupación israelí de los territorios palestinos y la continuación de la política de anexión de tierras palestinas por Israel. Por eso, el fin de la ocupación sigue siendo un requisito previo para detener este bucle de violencia.
15 de julio 2014