Las
Marchas por la Dignidad han parido un nuevo palabro: la huelga
ciudadana o el paro cívico. Este uso de la terminología ciudadanista nos
indica por donde va la orientación de este movimiento social antaño
esperanzador, integrado por mucho ácrata también pero claramente
influenciado por los defensores de cambiar las cosas desde dentro y
desde las instituciones, es decir los partidarios de que algo cambie
para que todo siga igual.
¿Se hace necesario a estas alturas explicar qué es una huelga general
y que pretende? Parece ser que sí. Las huelgas las convocan los
trabajadores o parados, es decir es una herramienta de clase, un arma de
confrontación en la guerra insalvable de los explotados contra sus
explotadores y por tanto no puede convocarse una huelga “ciudadana”
porque o es ciudadana o es huelga. No puede utilizarse la huelga para
proponer una mejora de las instituciones políticas. Huelga general y
ciudadanía son términos antitéticos. Ambas cosas son imposiles si no
contradictorias. La huelga persigue arrancar a la burguesía (a la clase
de los ciudadanos) mejoras y cambios sustanciales en las estructuras
sociales y políticas en favor de los explotados.
El ciudadanismo hay que entenderlo desde lo político; enmarcado en
una discusión de la gobernanza por un lado y lo civil por el otro;
siempre dentro de un Estado democrático con instituciones y Constitución
bien establecidas, donde la ciudadanía toma su papel como una parte
pasiva de la sociedad, donde los dirigentes aprueban, aplican y hacen
respetar las leyes, con un aparato de violencia legítima, para defender
la integridad de los individuos, sus derechos humanos, la propiedad
privada, etc.
En este sentido el ciudadanismo es una respuesta a la crisis del capitalismo democrático y liberal, no para combatirlo realmente, sino para suavizarlo y mejorarlo . (blog de Cultura y Anarquismo).
En este sentido el ciudadanismo es una respuesta a la crisis del capitalismo democrático y liberal, no para combatirlo realmente, sino para suavizarlo y mejorarlo . (blog de Cultura y Anarquismo).
Por tanto, los anarquistas no debemos apoyar una “huelga” que no
surge de abajo, de las asambleas de trabajadores y parados, que no sea
de clase, porque tal concepto de huelga no existe. La dignidad que
persiguen las marchas no se va a conquistar ocupando escaños,
“democratizando” las instituciones, quitando a polìticos corruptos para
sustituirlos por ciudadanos ejemplares que pagan sus impuestos y votan
cada cuatro años. Queremos otra cosa.
La dignidad no se alcanza con marchas y paseos con banderas y
batukadas. La dignidad solo se alcanza cuando los oprimidos alcancemos
un sistema social en donde se haya arrebatado la riqueza que producimos
todos a quienes la guardan para ellos. Igualdad y libertad, he ahí las
premisas necesarias para alcanzar la dignidad. Y para llegar a ello solo
hay un camino: la revolución social, porque los poseedores de la
riqueza, los explotadores y sus aliados de la política parlamentaria y
del Estado no van a dar ni sus migajas al pueblo por mucha marcha
“cívica” que se convoque.
¡Frente a la huelga ciudadana, huelga general revolucionaria!
http://grupoanarquistahc.wordpress.com/2014/07/02/no-a-la-huelga-ciudadana-si-a-la-huelga-general-revolucionaria/