El Opus promueve la Fundación Compromiso Empresarial, para convertir a los pobres en clientes
Que la Iglesia siempre ha hecho negocio crematístico y espiritual con la pobreza es de perogrullo. Los bancos de alimentos, las donaciones a la caridad que luego engrosan las arcas de los obispados, el robo de las cuentas corrientes de los viejos que son atendidos por las instituciones religiosas… Pero además, toda la artillería pesada de la propaganda católica se cimienta sobre la ayuda al pobre como razón de ser. Por eso vemos los templos llenos de ornamentos de oro y plata y los registros de la propiedad con miles de fincas a nombre de la institución que heredó el Imperio Romano.
Pero la Iglesia Católica quiere más y ha dado otra vuelta de tuerca. Para hacerlo con rigor acude al Opus Dei. Javier Martín Cavanna, es el presidente de la Fundación Compromiso Empresarial, una entidad que pretende convertir a los pobres en clientes. Este economista, vinculado a la Universidad de Navarra y a la secta de José María Escrivá de Balaguer, está impartiendo con su fundación una cultura aparentemente neutra y economicista que quiere hacer ver a los empresarios las oportunidades que la pobreza pueden aportar al negocio.
En resumen, la tesis que defiende es “hacer negocio con los pobres” y no es mala idea porque es un mercado con más de 4.000 millones de clientes, que son las personas que disponen de una renta inferior a los 1.500 dólares anuales, lo que equivale a decir que sobreviven con menos de cuatro dólares al día. Pues la citada fundación ha organizado, entre otras, una jornada titulada Cómo hacer negocios en la base de la pirámide, destacando las ventajas de este “mercado”.
Ya el uso perverso de los conceptos neutros y técnicos “cliente” y “mercado” nos orientan de por donde van los tiros. Es políticamente incorrecto decir: “vamos a sacarle a los pobres hasta la última gota de su sangre”, pero si decimos “vamos a abrir nuevos nichos de mercado con nuevos clientes en la base de la pirámide” la cosa cambia.¿no creen?.
Por supuesto la estrategia deberá contar con el apoyo de las ONG’s, para que la cosa sea más creíble. Suponemos que la Iglesia acudirá a las suyas, que son muchas. “Para llegar a estos segmentos, es necesario que las empresas se adapten cultural y económicamente a ellos (a los pobres) Hay que establecer una estrategia de mercado que sea accesible para estos nuevos compradores, por ejemplo, estableciendo asociaciones que serían “poco convencionales” en otros ámbitos, como pueden ser la colaboración con las ONG, que conocen mejor que nadie las particularidades de las comunidades en las que trabajan”. Eso lo dice Robert Katz, analista del World Resources Institute, otro de los entramados que van por el camino que marca el Opus en cuanto al negocio de la pobreza.
Y añade: ”es un mercado que necesita más servicios y más bienes y que además es rentable, siempre que se haga con una estrategia correcta. La clave es que las empresas que quieran entrar en este sector fijen alianzas con actores poco habituales, establezcan estrategias de precios innovadoras o se apoyen en redes de distribución informales. Y, además, que desarrollen servicios y productos adaptados para esos mercados, como es el caso del fabricante indio de vehículos TATA, que ha empezado a comercializar en su país de origen un utilitario dirigido a estas clases sociales cuyo precio no supera los 2.000 dólares.”, afirma.
Esto es lo que dicen “los expertos”, economistas que deberían analizar porqué el capitalismo que tanto defienden funciona tan mal para la Humanidad y tan bien para cuatro privilegiados y para los Estados.
La voracidad de la Iglesia, de los empresarios y de los estados nos lleva a situaciones tan surrealistas como estos planteamientos maquillados de serios que ya se imparten en los másters y universidades. Otro aspecto de la gran estafa global que no cejará hasta que los pobres nos levantemos contra nuestros explotadores y les arrebatemos la riqueza que nosotros creamos y los medios para producirla.
Grupo Anarquista Higinio Carrocera (Asturias)