20/8/13

Asesinan a un joven por no haber pagado el billete [Grecia].

El martes 13 de agosto por la noche un 19añero tomó un trolebús para ir al barrio en que vive, en las afueras de Atenas. A los pocos minutos un revisor llamado Nikos Platís abordó el vehículo y le pidió el billete con un tono de voz impositivo. El joven le explicó que estaba desempleado, al igual que todos los miembros de su familia, y que no tenía dinero para pagar el billete, pero el revisor se volvió más agresivo y como si fuera un madero le pidió que le diera sus datos de una manera apremiante, con el fin de ponerle una multa, ¡amenazándolo que lo llevaría a la comisaría en el caso de que no le hiciera caso!
En la pelea que sucedió a la discusión entre el joven y el revisor (quien, por cierto era miembro de la Juventud del partido derechista Nueva Democracia, el cual es el mayor de los dos partidos de la coalición gubernamental), participó también el conductor del trolebús, poniéndose del lado del revisor. En esta pelea el revisor le rompió la camiseta al joven. Según un testigo ocular, el conductor del trolebús paró el vehículo y abrió una de sus puertas. Según otro mismo testigo el joven ni había pulsado ningún botón de apertura de emergencia con el trolebús en marcha ni había abierto la puerta del trolebús. Al rato el joven se encontró tumbado y sangrando en el asfalto de la calle. Unos minutos más tarde falleció. Hay que señalar que el cuerpo del 19añero fue encontrado en el suelo tumbado boca arriba, tal como se había caído del vehículo. Según los padres del chico, su hijo fue arrojado a la calle desde el vehículo. Aún en el supuesto caso de que el joven hubiera saltado, el incidente no es una muerte accidental o aprentemente accidental, como lo quieren presentar los medios de desinformación griegos y extranjeros. Es un asesinato. El revisor-cazador de comisiones y el conductor del vehículo, actuando como el brazo largo del Régimen, son los autores de este asesinato.
En un vídeo grabado unos minutos después del incidente, varios pasajeros del trolebús y otras personas trataron de atacar y agredir al esbirro del Régimen. Los policías que habían acudido al sitio del incidente en realidad lo protegieron de la cólera de la gente. Lo condujeron a la Comisaría, junto con el conductor del trolebús, pero no los detuvieron. Unas horas después los dejaron en libertad.
El miércoles 14 de agosto, un día después del asesinato, unas 300 personas, en su mayoría anarquistas, realizaron una marcha por las calles del barrio en que vivía el joven (vídeo). Antes de la marcha, la asamblea de los participantes en ella echó a los periodistas y fotoreporteros de todos los medios de desinformación y propaganda fuera del lugar de la concentración. Durante la marcha se pintaron y se gritaron varios lemas (por ejemplo “SS, maderos y revisores” y se rompieron máquinas de venta de billetes (fotos y vídeo).
El viernes 16 de agosto más de 2.000 personas presenciaron el funeral del joven asesinado por los esbirros del Estado. Anteriormente a la celebración del funeral, la mayoría de los participantes en él había tomado parte en una marcha que partió del punto del asesinato del joven y terminó en el cementerio donde se celebró la ceremonia. Durante la marcha se gritaron lemas como “Por un billete nos matan, basta con que aumenten sus beneficios” y “Los asesinatos no son instantáneos, constituyen la política del Estado”. Cuando los manifestantes se cruzaron con un trolebús, rompieron algunas de sus ventanillas y pintaron el el la palabra “asesinos”. Después del funeral la gente se dirigió a la plaza mayor del barrio, donde estallaron conflictos entre los manifestantes y la Policía. Se realizaron diez retenciones. Después de esta primera ola represiva, la gente volvió a reunirse en el sito del asesinato. Entonces los perros del Régimen procedieron a otras diez retenciones y se pusieron a perseguir y echar de la plaza mayor del barrio a la gente reunida. Unas horas más tarde todos los retenidos menos uno fueron puestos en libertad.
El sábado 17 de agosto por la tarde mucha gente empezó a reunirse de nuevo en el sitio del asesinato, bajo la vigilancia de una multitud de policías uniformados y secretos. Cuando la Policía exigió a los reunidos que se retiraran de la calle, amenazando con detenerlos, ellos se dirigieron a la plaza mayor del barrio, donde se celebró una asamblea.
El incidente del 13 de agosto no es ni aislado ni fortuito. Es el resultado de la violencia que ejercen diariamente los bravucones que se llaman revisores a centenares de personas que no pueden pagar el billete del transporte público o se niegan a pagar defendiendo su carácter público y su uso gratuito por el pueblo. Los revisores son los maderos de los medios de transporte masivo. Son los mercenarios del Régimen en el sector de la represión: Por cada multa que ponen se quedan con la mitad del dinero de la multa. Si alguien sostiene que «ellos simplemente hacen su trabajo», tendrá que explicar en qué consiste este «trabajo» y sobre todo a qué intereses sirve.
En esta sociedad el derecho a la vida depende de la posibilidad de pagar (en este caso el billete, en otros casos por cualquier bien o producto). En esta sociedad no sólo puedes hacer lo que te permite tu situación económica, sino que eres lo que puedes pagar. Los maderos y los revisores son los que salvaguardan la perpetuación de esta situación y de este sistema, con lo cual su trabajo es igual de sucio que los objetivos de sus patrones. En el caso del 13 de agosto le quitaron la vida a un joven de golpe. En el caso de nuestra vida lo están haciendo día tras día.