28/8/13

Discurso de Sebastian Faure. De "rabiosa actualidad".

“Nuestros dirigentes negaron la crisis mientras pudieron. Actualmente, la situación se ha hecho tan inquietante y la crisis ha adquirido un carácter tan amenazador, que les es imposible negarla. Por tal causa, nuestros gobernantes se han decidido a entrar por el camino de las confesiones... Porque por amañadas que estén, las estadísticas confirman ya que el número de parados, inscritos y admitidos en la lista de socorros al paro forzoso, alcanza alrededor de 300.000, lo cual no significa que el número de sin trabajo se detenga ahí [...] según las propias declaraciones estadísticas, el ritmo del paro va acelerándose de semana en semana, los obreros son los primeros y más directamente afectados por esta situación, pero, de capa en capa, la crisis ha adquirido una amplitud tal, que la misma burguesía, la comerciante y la industrial, hállase también afectada [...] puesto que es innegable que en el origen de la inextricable situación en la que se hallan sumergidos poco o mucho todos los Estados, hay una conmoción, inestabilidad, desequilibrio universal, engendrado por el desarrollo mismo del capitalismo mundial. 
Podemos opinar que la formidable sacudida que fue la guerra de 1914-1918 precipitó el advenimiento, y que agravó sus efectos; pero no es menos cierto que el desbarajuste de la economía capitalista era fatal y debía producirse más temprano o más tarde [...] es preciso que haya siempre un número de parados, porque éstos constituyen una especie de ejercito de reserva que es imprescindible para el mecanismo económico de la explotación capitalista.
Es indispensable que haya un núcleo de reserva, en el que dado el carácter caótico y desordenado del régimen de producción, los patronos hallen la mano de obra que necesitan. También es necesario para resistir a las reivindicaciones obreras que propenden a un aumento de salario o a una mejora en la situación de los trabajadores, así como disminuir los salarios cuando la situación es favorable.[...]¿que soluciones (a la crisis) nos proporcionan los gobernantes? Ninguna. Los parlanchines del Parlamento guardan silencio. Los partidos políticos están por completo entregados a la fiebre de las próximas elecciones.
Cada uno se erige en salvador, todos pretenden que bastará votarles para que mejore la situación. La prensa de los “señores honrados” no hace más que patear y berrear. Un día dice “Limitaos” y cuentan un ejemplo de algún millonario que ante la calamidad que azota al mundo renunció a una joya ¡Limitad gastos! A la mañana siguiente reconoce que restringir los gastos es limitar el consumo y agravar el mal. Entonces rectifica y dice “Gastad, gastad mucho” [...] Como remedios ineficaces hase presentado como panacea la empresa de trabajos públicos. Aun emprendiendo los más vastos planes de obras públicas no se podrá dar tanta ocupación, es preciso reunir capitales enormes ¿acaso no agravamos el futuro al pretender aliviar el presente? Las obras públicas solo pueden emprenderse mediante amplios empréstitos. Pero quien pagará los empréstitos y los intereses será el trabajador. Debido al mecanismo económico y financiero que rige al mundo actual siempre es el obrero quien, indirectamente, soporta todas las cargas de los impuestos y tributos... 
Capitalistas podéis dormir tranquilos. Ni los gobernantes ni los parlamentarios os harán daño alguno. La prensa mercenaria no aprobará nunca que el dinero se tome de donde lo hay, sino que admitirá que puede extraerse de allí donde falta.[...] ¿debemos romper el contrato social actual? ¿no sería un acto de justicia el que el dinero se tomase de donde esta acumulado? En ese caso habríase roto el contrato social, habría llegado el fin del capitalismo. Veamos el contrato social que se nos ha impuesto y la relación que tiene con el paro forzado. Todo cuanto existe no son obras de unos cuantos sino el resultado del esfuerzo colectivo, del trabajo archisecular de todas las generaciones que nos precedieron. Por consiguiente, todo ello, debería ser el patrimonio de la Humanidad entera.
Pero un puñado hanse constituido en clase poseedora desposeyendo al resto. Mendigar, robar o trabajar es lo que otorgan al resto. Después de haberse constituido en clase poseedora, estos usurpadores, erigiéronse en gobernantes; promulgaron leyes, rodeáronse de un aparato de fuerzas, de una armadura de violencia sistemáticamente organizada: el Estado. En semejantes condiciones, prohibióse el robo y la mendicidad pues no producen pero consumen. La clase capitalista necesita gente que trabaje pues sólo el trabajo puede fecundar sus capitales. Si el capitalismo no puede proporcionar trabajo a los que carecen de el ¡debe asesinarles! Cansados de proporcionar migajas de pan a los que no producen piensan que es mejor matarles en lugar de alimentarlos ¡entonces aparecerá la guerra!...es indispensable romper el circulo infernal llamado Sociedad Capitalista”
Sebastian Faure.