20/10/13

Acontecimientos recientes en Hamburgo.

Sigue un artículo de las páginas informativas anarquistas “Wut im Bauch” (distribuidas solo en papel) sobre los recientes acontecimientos de Hamburgo.
Fuera de control
 
Durante los últimos meses, en Hamburgo, ha habido una amplia campaña estatal de represión y control. Algunos de estos acontecimientos merecen un mayor análisis. Los poocs ejemplos que aquí se dan son solo una pequeña muestra de la represión diaria, pero dan un imagen clara de los acontecimientos recientes y deberían entenderse como experimentos de los guardianes del orden. Quieren crear un ambiente de miedo permanente y respeto ininterrumpido por su orden, para asegurar su buen funcionamiento.

Desenmascarando y comprometiendo las “zonas peligrosas”


Lo que, desde hace mucho tiempo, es una realidad en el distrito de St. Georg, por la zona de Hansaplatz, y en el distrito de St. Pauli (por la zona de Reeperbahn, el barrio rojo de Hamburgo) ha alcanzado el barrio de Schanzenviertel desde principios de junio. Se ha impuesto una “zona de peligro permanente” y los polis están autorizados para realizar controles en cualquier momento y lugar. La realidad y sus efectos se pueden ver claramente en el distrito de St. Georg. Grandes grupos de polis controlan y acosan, sobre todo, a lxs indeseables, por ejemplo, a lxs que no pueden consumir o lxs excluídxs por el pensamiento racista. Lo que tiene lugar aquí, disfrazado de seguridad, es fácil de poner al descubierto. 
En St. Georg, lxs trabajadorxs del sexo deberían desaparecer y la gente socialmente (es decir, económicamente) más débil debería ser desplazada, para desarrollar la zona y hacerla más rentable. En el caso de Schanzenviertel, los objetivos son los mismos, aunque la “zona de peligro” está dirigida principalmente al espacio de la droga y contra lxs que “parecen migrantes” y, por lo tanto, con fundamentos racistas, asociadxs directamente a ella. Seamos clarxs: la policía no necesita ninguna justificación especial para los controles. Si cabe alguna duda, su ley está de su lado. Las zonas de peligro son recursos para mayores demostraciones de Poder y convertirlas en objetivo de campañas represivas a través de acoso y control permanente.

No toleres nada


El 11 de julio por la tarde, en Holstenstraße (en Hambrugo-Altona), tuvo lugar un enfrentamiento entre la madera y jóvenes vecinxs. Una vez más, los polis habían realizado un control a un pequeño grupo de jóvenes y, con criterios claramente racistas, lxs que no encajaban en el molde policial fueron hostigadxs. Aquella tarde-noche, se defendieron y se enfrentaron a la policía, resultando heridxs y arrestadxs. Lxs vecinxs expresaron su solidaridad y, así, se puso en duda la imagen de aceptabilidad de los cuerpos de seguridad. Los días posteriores, hubo una atmósfera de tensión en Holstenstraße. Las tardes siguentes, grupos de cientos de personas se concentraron en grandes grupo, en parte, para mostrar solidaridad. Los polis ocuparon el área circundante y condujeron de arriba a bajo por la misma calle en intervalos de minutos, con refuerzos preparados y, también, con policías de civil desplegados. Seguirían estallidos de rabia. 
Se prendió fuego a algunos coches y hubo ataques a la policía. El siguiente fin de semana, el del 20 de julio, hubo una manifestación en solidaridad con las víctimas de la represión y contra el control. La mani surgio de una asamblea de barrio. Un/a participante de la mani resumió bien las cosas: “No toleres nada…” 
La resistencia autoorganizada y la amplia solidaridad, a pesar de la propaganda de los medios, que intentó que el problema derivara de la religión y la migración, es una señal de que los incidentes de Altona no fueron una excepción ni un desafortunado incidente. Son una realidad de la que muchxs son conscientes desde hace tiempo. La confrontación/El enfrentamiento con la poli y la disposición a resistir no salieron de la nada y Holstenstraße no está ubicada en un barrio aislado que se podría definir como “zona problemática”. La gente se encontró en la calle durante esas tardes, intercambiaron idead y comprendieron que comparten el mundo, a pesar de que sus excesos les afectan a distintos niveles. Los eventos de julio son algo que pueden volver a prender en cualquier lugar y momento.

Mano a mano en nombre de la seguridad y el control

El viernes, 26 de julio por la tarde, más de 200 (¡!) cabrones de la policía local, la policía federal y la seguridad de Deutsche Banh (polis del sistema ferroviario nacional, que también prestan servicios seguridad en las estaciones de tren de cercanías locales) y las autoridades de seguridad del tránsito dieron comienzo a una gran ofensiva coordinada en nombre de la “seguridad objetiva y subjetiva”. Unas 6 mil personas fueron sometidas a control en el tren de cercanías y las estaciones de metro. Se pusieron cientos de multas y se presentaron cargos contra individuxs y, de nuevo, las monedas volvían a tintinear en los bolsillos del sistema de transporte de Hamburgo, sin mencionar los de los juzgados. 
Uniformes de todos los colores y guardas armados en todas las esquinas; ¿¡a esto sabe la seguridad y la libertad!? No es sorprendente la cooperación entre el Ministerio del Interior, las autoridades del transporte, la policía, la seguridad local de tránsito y Deutsche Bahn; más bien, es una coalición bastante lógica de aquellos a quienes les interesa un clima de miedo, vigilancia y monitoreo para facilitar el funcionamiento ininterrumpido de sus negocios. Lxs que no pueden o no quieren seguir la corriente son lxs que más lo sufren. Mientras tanto, por ejemplo, operaciones de control a gran escala en coordinación con la policía son una realidad en la estación de Vedel del S-Bahn (tren de cercanías de alta velocidad). La única conclusión lógica que se puede sacar de este ataque a todxs lxs que quieren vivir una vida libre y sin control es: Somos insolentes y nos negamos a pagar.

¡Seamos incontrolables!

Todos estos son claros ejemplos de que la ciudad no es un espacio neutral. En realidad, se define por la colaboración e interacción entre los mecanismos de la Dominación. Esto plantea la cuestión de cómo oponernos a esta totalidad cuando los ataques represivos han avanzado tanto en nuestra vida diaria. La resistencia a esta realidad, contra esta situación, tiene que empezar en la subversión cotidiana. Nos juntamos y desenmascaramos la opresión y la explotación allá donde nos la encontremos, tanto en sus formas más pequeñas como en sus raíces. 
Nos enfrentamos a ellos y los atacamos. Hace falta una nueva forma incontrolada de oponerse a estos brotes de condiciones represivas. Por ejemplo, el 24 de agosto, hubo un “paseo incontrolado” contra el monitoreo por Karolinenviertel (distrito de St. Pauli) hacia la cárcel cercana. Se distribuyeron y pegaron carteles y panfletos contra las “zonas de peligro”, la poli, las prisiones, la represión y su mundo y se pintaron consignas sin que ningún poli pudiera intervenir. Para estos paseos, no se necesita más que panfletos, carteles, cola, botes de sray y conocer un poco la zona, además de un grupo de compas. 
La gente se puso en contacto, conversaba y discutía, se concienció sobre el conflicto y, antes de que llegara la poli, ya se habían ido todxs o habían desaparecido entre la masa transeúnte. Creemos muchos momentos y lugares peligrosos para el mecanismo de control.

¡Por una vida incontrolable, libre de Dominación!